lunes, 13 de agosto de 2018

“El hombre necesita la espiritualidad para ser iluminado”


No tiene mucho que comenzó a considerarse al ser humano con una parte espiritual que alimentar. Se nos había enseñado que éramos seres biológicos, psíquicos, sociales, pero cuando todas estas facetas o áreas quedan agotadas y no nos dan las respuestas que buscamos, la esperanza anhelada, la fe tan buscada pero a la vez tan imposible de obtener, es donde el papel de la espiritualidad se convierte en algo fundamental.

Habrá situaciones de vida que sólo la espiritualidad podrá ofrecer otra óptica, otra versión, otro discurso, una calma, resignación o consuelo.

¿Qué pensar o imaginar cuándo vivimos la pérdida permanente de otro ser humano –o sea, la muerte-?

¿Qué hacer ante las catástrofes de la naturaleza o eventualidades que se escapan de nuestras manos, la violencia, vandalismo, asesinatos, etc.?

¿Cómo poder comprender la “conducta tan ilógica” del otro?

¿Por qué suceden ciertas situaciones que se escapan de nuestro control, donde parece que somos la “víctima” a pesar de nuestro comportamiento bueno, humano y solidario?

Por lo menos en cuanto a mí concierne, en esas circunstancias, abro la ventana de la fe –la cual no puede existir sin antes haber alimentado la espiritualidad- y los acontecimientos comienzan a tener sentido.

No pienses que el vivir una espiritualidad necesariamente es sinónimo de pertenecer a un grupo religioso. La religión sólo es el “molde” o “club” donde deseas verter tu contenido, donde deseas pertenecer por todos aquellos aspectos favorables que te ofrece, es el lugar como oportunidad para practicar tu espiritualidad.

Antes de ser un “ente religioso”, ten presente que eres un “ser espiritual”.

Siempre ha sido importante alimentar la espiritualidad, no es un lujo el profesarla, no, es una necesidad, ya que es la única herramienta con la cual se puede comprender y reparar circunstancias existenciales, fatales. La espiritualidad nos ofrecerá la práctica de los valores y por ende a mirar más allá de lo material, ya que somos Espíritu en un cuerpo viajando a través del tiempo.

“La espiritualidad no es un lujo, es una necesidad. Igual que la vela necesita la llama para iluminar, el hombre necesita la espiritualidad para ser iluminado”.

Para conectar tu esencia espiritual, lo lograrás hacer en cualquier lugar, no necesitas de ritos, sino de “tus propios ritos”; no necesitas de un templo o rituales impuestos por los demás, sino del templo más sagrado que eres tú mismo, siendo creativo en tus propios ritos.

Conéctate con tu interior… busca el lugar que tú consideres adecuado… ahí es donde radica la riqueza y grandeza de tu Espíritu, tú eres el digno portador de ella. Siente cómo todo fluye dentro de ti, donde reside la Grandeza del Espíritu. Aliméntate de todo aquello que no se ve, pero que se siente y está ahí, siempre ha estado. Vívete como quien eres, un grandioso Ser de Luz.

Para vivir tu espiritualidad, sólo es necesario creer que eres espíritu, el cual puede romper todas las barreras, no tiene límites para hacer su efecto, sólo el que tú le pongas.

Por: Antonio Hernández Mascote.

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