lunes, 18 de febrero de 2019

"Trabajo compartido”


Aquellos seres que dicen ser agentes de Amor, lo primero que tienen que rendir cuentas es qué “tanto trabajo compartido” han ejercido durante su existencia.
Intentaré de ser más claro en lo que digo.
El Amor, dicen algunos cuantos, lo cual comparto y por tal motivo lo acentúo en este escrito… “es el móvil del mundo”. Cuando el Amor aparece, la energía movilizadora, rejuvenecedora, casi divina, hace su aparición.

Viene a mi mente la escena de una pareja, una de tantas que han brindado su experiencia de vida en el consultorio.

La mayoría de las parejas “quiere o no está dispuesta” a realizar cambios.
Yo les comento que si el cambio que pudiera realizarse trae como consecuencia un bien común, una satisfacción en el vínculo de seres que se aman, ¿por qué no realizarlo? ¿por qué sentirse como si el otro estuviera abusando o quitándole dignidad?

Todo cambio en una pareja debe ser consensuado, puesto en común, hablado, conocer los pros y contras de lo que se está pidiendo. Se debe aceptar y reconocer que como seres humanos en evolución, tarea es continuar aprendiendo, abrirse a la “reeducación”, al “trabajo compartido”.
Por Amor y desde el Amor, me llevará a ejercitarme en el trabajo que tal vez nos lleve a desinflar nuestro Ego, bajarle al orgullo y soberbia.
Vamos, siéntate con tu ser amado y trabajen juntos para construir. Viertan toda su energía en continuar soñando, realizando aquello que entre dos o más personas es más divertido, nutritivo, menos frustrante y estresante.


De una u otra forma el trabajo siempre estará presente en nuestras vidas, ya que él dignifica al hombre, le permite descubrir sus talentos, desarrollar sus habilidades, considerar que no sólo lo que tú piensas es lo correcto y acertado. El trabajo en común permite concebir al otro en la psique propia, darme cuenta que tengo la posibilidad de amar, hacer el bien a los demás como quisiera ser tratado, amado.

Todo cuanto hagas realízalo desde el Amor. Cuando sea así, te darás cuenta que con mayor facilidad podrás superar los tragos amargos, comprender los procesos evolutivos de cada uno, concebir que no siempre lo que el otro quiere entregarte “es para ti”, aprendiendo a poner límites y libertad a aquellos que sabes y deseas son para tu bien, dentro del bienestar del crecimiento personal.
El mayor trabajo inicia contigo mismo, en aquello que tal vez los demás ni conozcan, o aquello que los demás conocen y que tú ni imaginas que está ahí, dañando o ayudando a los demás a continuar con su proyecto de vida personal.

No dejes jamás de tener la sana costumbre y convicción del trabajo, y más aún, cuando se trate a través de él, demostrar lo mucho que amamos a aquellos que decimos amar.
“El Amor es trabajo compartido”. Richard N. Wolman.
Por: Antonio Hernández Mascote.

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