En los bosques y tundras del norte, existe una alianza poco común entre dos criaturas: el lobo y los cuervos .
No son aliados por casualidad… sino por instinto.
Los cuervos suelen seguir a las manadas de lobos en la caza.
Sabe que cuando un lobo abate a su presa, siempre queda algo para ellos. Pero
no solo observan… también ayudan: localizan heridas de animales, señalan
peligros o incluso distraen a otros depredadores.
Y aunque suena práctico, hay más. Se han visto lobos jugando
con cuervos: correteando tras ellos, saltando para alcanzarlos… como si
entendieran algo más que la supervivencia.
Es una relación rara, fascinante… casi amistosa. Entre el
cazador solitario y las sombras aladas, surge algo inesperado: respeto ,
cooperación ,
complicidad .
Porque en la naturaleza, hasta entre depredadores puede
haber conexión.
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