Muchos se preguntan por qué hay padres que no saben demostrar cariño.
Por qué les cuesta decir "te quiero", por qué son duros, callados, distantes.
Y a veces la respuesta está en su pasado, no en su falta de amor.
Hay papás que crecieron sin abrazos.
Sin palabras dulces. Sin una mano que les acariciara el cabello cuando tenían miedo.
Aprendieron a ser fuertes a la fuerza. A callar cuando dolía.
A no llorar, porque les dijeron que llorar era cosa de débiles.
Y entonces crecen...
Y cuando tienen hijos, llevan esa misma mochila a cuestas.
No porque no amen, sino porque nadie les enseñó a amar con ternura.
Pero ahí están.
Se levantan temprano, trabajan duro, se quiebran la espalda para que no falte nada.
Su manera de amar es silenciosa, pero real.
Porque aunque no digan "te amo", lo demuestran en cada esfuerzo, en cada
sacrificio.
Eso no quiere decir que esté bien quedarse en la frialdad.
Todos podemos aprender. Todos merecen cariño, y también los hombres tienen derecho a sanar.
Pero a veces, para comprender a un padre, hay que mirar más allá de su silencio.
Quizás su distancia no es desamor... es herida no curada.
Y entender eso no lo justifica todo, pero sínos ayuda a ver con más compasión. A veces, el papá que no sabe abrazar... es el niño que nunca fue abrazado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario